El martes 8 de noviembre de 2016 ha quedado inscrito en la historia del pulque como el día que se inauguró el primer tinacal del siglo XXI.
En realidad se trató de una ampliación y reubicación del antiguo tinacal de Don Raymundo Cruz que opera desde 1970 y actualmente trabajan en él 20 tlachiqueros y 10 trabajadores, reparte de 9,000 a 14,000 litros de pulque a la semana, a 21 pulquerías, toreos y neopulquerías en el DF y Área Metropolitana; y "simplemente" refleja el ascenso de la industria pulquera que ha repuntado desde hace aproximadamente 15 años gracias a varios factores que aunque no son motivo de este texto, me permito mencionar los siguientes: el auge juvenil de pulquerías céntricas como "La Risa", "La Elegancia" y "Las Duelistas" (y más recientemente "El Salón Casino"); la labor de investigación y difusión del blog "Pulque Nuestro" y posterormente del colectivo "El Tinacal"; la película "La canción del pulque" de Everardo González; el Festival del pulque de Ocampo de Tula (Hidalgo), organizado desde hace 10 años por la "Organización de Tlachiqueras y Tlachiqueros Recuperando el Maguey y el Pulque"; el libro "Somos hijos del maguey" de la diseñadora gráfica Corina Salazar; la árdua investigación del coleccionista Javier Gómez Marín; la apertura de Salvador Zarco, director del "Museo de los Ferrocarrileros"; e incluso en este contexto es que surge "La Burra Blanca... del 56"; y en general la amplia oferta de artículos, reportajes, documentales, videos, fotografías, memes, páginas, comentarios, opiniones que circulan por radio, televisión y sobretodo por internet. A éste último le atribuyo gran peso en este repunte de la cultura pulquera en general, pues es un espacio de encuentro, intercambio de información y herramienta de organización, que ha permitido un flujo constante, masivo y cada vez mayor de todo cuanto cabe en la virtualidad, y en este caso, relacionado al pulque.
Al enterarme que Don Raymundo, con quien llevamos ya varios años trabajando, cambiaría de ubicación y capacidad su tinacal fue inevitable pensar en ¿cuándo habrá sido la última vez que se inauguró un tinacal de esas características? Con los escasos conocimientos que tengo al respecto me atrevo a decir que seguramente desde poco después del "triunfo" de la revolución mexicana... o incluso quizá antes, durante el porfiriato, pero recientemente lo dudo. Así que decidí involucrarme hasta donde pudiera o mínimo colaborar con algo en este proyecto y le propuse a Don Raymundo patrocinar una tina de cuero, un mural y un trío huasteco para la inauguración.
El proceso de construcción del tinacal duró aproximadamente dos años, durante los cuales visitamos constantemente el rancho "San Cristóbal", siendo testigos del levantamiento de la barda perimetral de roca volcánica, cimientos, colado de la loza, piso, ventanas de madera y vidrio, y muy recientemente los detalles de ladrillo rojo en jardineras exteriores, nicho guadalupano y marquesina. Originalmente Don Raymundo planteaba "echar la casa por la ventana" el día de la inauguración, sin embargo, los gastos del mismo modificaron los planes, no sólo en cuanto a las actividades sino también postergando la fecha.
El mural en cuestión es obra de mi compadre Rubén Hernández, simple y llanamente apodado "el Chino", que se fue a pintar durante un par de semanas en las que lo visitamos, platicando de los alcances del tinacal, el estado de la escena pulquera, los nuevos descubrimientos arqueológicos y hasta hipótesis propias al respecto, lecturas, conocimiento reciente... en fin, lo que hemos dado en llamar "plática de borrachos". ¡Ah! Pero claro, compartiendo opiniones acerca del mural, al cual por cierto, le faltan detalles. (Esto último lo digo en el más puro buen pedo, no para chingar al Chino, sino para que le chingue en terminar los detalles y quede perrón ese mural). Algo chido que me gustó del mural del Chino es que traslapa, sincretiza, identifica a la vírgen de Guadalupe (y no la de los Remedios) y Mayahuel.
Pero al fin llegó el día y asistimos gustosos. Acampamos en la Burra esperando a Raymundo que pasó por nosotros en la madrugada, llegamos y dormimos un rato, pero desde temprano nos ganó la curiosidad de ir a ver el tinacal, que ya tenía las tinas llenas de pulque, el patio estaba enlonado, el templete instalado, acomodaban sillas y mesas, y en general se afinaban últimos detalles para la inauguración. Decidimos no estorbar mientras llegaba la hora, así que subimos un cerro desde donde se contempla todo el rancho, luego nos llamaron para echar taco y pulque, más tarde nos enfilamos hacia la carretera desde donde iniciaría la peregrinación.
Esperamos un rato en lo que llegaba la virgen de Guadalupe, regalo de Fernando de la pulquería "La hija de la Colonia" (Cd. Netzahualcoyotl), mientras tocaba la banda. Llegó la vírgen e iniciamos la peregrinación hasta el rancho en medio de cuetes, música de viento y flores. Cuando al fin llegamos después de 2 horas de camino, el sacerdote de la parroquia de Singuilucan bendijo la imagen e ingresó al tinacal y posteriormente hasta su nicho sobre un camino de pétalos de rosa, e inmediatamente se llenó de arreglos florales que la gente colocó.
Esperamos un rato en lo que llegaba la virgen de Guadalupe, regalo de Fernando de la pulquería "La hija de la Colonia" (Cd. Netzahualcoyotl), mientras tocaba la banda. Llegó la vírgen e iniciamos la peregrinación hasta el rancho en medio de cuetes, música de viento y flores. Cuando al fin llegamos después de 2 horas de camino, el sacerdote de la parroquia de Singuilucan bendijo la imagen e ingresó al tinacal y posteriormente hasta su nicho sobre un camino de pétalos de rosa, e inmediatamente se llenó de arreglos florales que la gente colocó.
El sacerdote ofició la misa en la mera entrada del tinacal, mientras la gente lo escuchaba en el patio, donde estaban instaladas las sillas y mesas. Hizo mención al pulque mencionando sus beneficios y en el sentido de que él bendecía ese tinacal para quienes consumían el pulque con fines digestivos y no para quienes se emborrachan, a lo que algunos asistentes solo se miraron entre sí, guardando un silencio incriminatorio. Seguramente porque en la comunidad existen serios problemas de alcoholismo y los que derivan de ello. Particularmente escuché la misa detrás del sacerdote y en algún momento sentí que me desmayaba, ignoro la causa, pero cuando le comenté a Raymundo su única respuesta fue "se te salió el chamuco".
Terminó la misa y empezó la música y la comida. Primero tocó el trío huasteco, aunque tristemente los únicos que bailamos fuimos de la Burra. Después el grupo norteño durante varias horas, tiempo en el que nos empulcamos como si no hubiera un mañana y ahora sí la gente se desinhibía bailando. Todos entrabamos al tinacal a observarlo: las tinas, la virgen, el mural, la semilla, los instrumentos de trabajo, los recipientes; me daba la impresión de que se trataba de una ofrenda de muertos o efectivamente de un velorio donde la gente entraba a ver al difunto, pues se hacía con solemnidad y respeto, a pesar de que afuera el ambiente era de fiesta y se escuchaba y veía hacia adentro.
La celebración terminó sin mayores incidentes más que el recuerdo de esa noche tan significativa para la historia del pulque y sobretodo para esta nueva cultura pulquera que se está gestando, que siempre ha sido cambiante, dinámica, nunca estática. Somos parte de la nueva generación pulquera, haciendo cada quién las cosas a su modo, con el denominador común del pulque, estamos sentando las bases de la cultura pulquera del siglo XXI y la inauguración del tinacal de Don Raymundo Cruz simboliza el cierre de un ciclo y el inicio de otro en este resurgimiento del pulque (industria y cultura).
Terminó la misa y empezó la música y la comida. Primero tocó el trío huasteco, aunque tristemente los únicos que bailamos fuimos de la Burra. Después el grupo norteño durante varias horas, tiempo en el que nos empulcamos como si no hubiera un mañana y ahora sí la gente se desinhibía bailando. Todos entrabamos al tinacal a observarlo: las tinas, la virgen, el mural, la semilla, los instrumentos de trabajo, los recipientes; me daba la impresión de que se trataba de una ofrenda de muertos o efectivamente de un velorio donde la gente entraba a ver al difunto, pues se hacía con solemnidad y respeto, a pesar de que afuera el ambiente era de fiesta y se escuchaba y veía hacia adentro.
La celebración terminó sin mayores incidentes más que el recuerdo de esa noche tan significativa para la historia del pulque y sobretodo para esta nueva cultura pulquera que se está gestando, que siempre ha sido cambiante, dinámica, nunca estática. Somos parte de la nueva generación pulquera, haciendo cada quién las cosas a su modo, con el denominador común del pulque, estamos sentando las bases de la cultura pulquera del siglo XXI y la inauguración del tinacal de Don Raymundo Cruz simboliza el cierre de un ciclo y el inicio de otro en este resurgimiento del pulque (industria y cultura).
¡Larga vida al pulque!
Marco P. H. Valadez
La Burra Blanca... del 56